Las parroquias del sector Chamelecón, Santísima Trinidad y Nuestra Señora de Suyapa, peregrinaron hacia catedral el 26 de enero en el marco del Jubileo 2025.
Los feligreses de ambas parroquias, pese a la lluvia, se congregaron a partir de las 2:00 p.m. en plaza las Banderas en compañía de sus párrocos, Josué Dany Hernández, de Santísima Trinidad, Osman Donely Solares y el padre Daniel Ernesto Peña Flores de Nuestra Señora de Suyapa para emprender su caminata hacia la catedral Metropolitana de San Pedro Apóstol.
Los peregrinos al llegar a catedral fueron recibidos por nuestro arzobispo Miguel Lenihan quien expresó: “Ustedes son valientes, el agua no los detiene, han venido peregrinando en esta tarde lluviosa pero también hermosa, para mi es una gran alegría dar la bienvenida a las dos parroquias. Los invito a entrar por esta puerta de esperanza, siguiendo mis pasos y reunirnos en asamblea litúrgica para celebrar los divinos misterios”.
La misa, que congregó a numerosos fieles inició con la tradicional bendición del agua que evoca el bautismo y la unión de los creyentes en Cristo.
En su homilía Monseñor Lenihan dijo: “El Jubileo es un tiempo de gracia, de perdón, de reconciliación. Destacó que el Jubileo no se trata solo de rituales o mandamientos, sino de una disposición interior a la conversión y el arrepentimiento genuino. El corazón debe estar dispuesto a cambiar, a volverse hacia Dios, sin reservas ni excusas, el Jubileo es una invitación universal para todos, sin distinción”.
El mensaje de Monseñor fue claro: “El Jubileo no es un premio para los justos, sino una invitación para los que necesitan sanar sus corazones”. Llamó a todos a la esperanza y al arrepentimiento sincero, sin importar el punto de partida espiritual.
El momento culminante de la celebración fue la Eucaristía, en la que los peregrinos comulgaron, recibiendo el Cuerpo y la Sangre de Cristo, acto que fortaleció los lazos como pueblo de Dios en este significativo Año Jubilar.
La celebración concluyó con un sentimiento de renovación y fortalecimiento de la fe entre los asistentes, quienes regresaron a sus hogares con alegría y esperanza renovadas.








