-Palabras del padre Luis Estevez en la peregrinación de la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe de La Lima
La parroquia Nuestra Señora de Guadalupe de La Lima realizó su peregrinación hacia catedral el 16 de marzo, los fieles de las 24 comunidades junto a su párroco Luis Estevez y el diácono Jason Guerra se reunieron en la Plaza las Banderas para iniciar la caminata que encabezaba la Cruz del Perdón, la imagen de la Virgen de Guadalupe y un banner con el nombre de la parroquia.





La banda de guerra del Centro Educativo Guadalupano acompañó la peregrinación hasta llegar a la catedral donde fueron recibidos por su pastor, monseñor Miguel Lenihan.
Antes de pasar por la puerta de la catedral, el padre Luis Estevez expresó: “La parroquia Guadalupe de La Lima viene en peregrinación a la catedral en este año Jubilar, queremos cruzar la puerta de la esperanza como signo de fe en Dios Padre que nos abre la puerta de su esperanza en Jesucristo para que nos acerquemos confiadamente al trono de la gracia, nos hemos preparado con la celebración de los sacramentos, la oración y con la práctica de la caridad, le pedimos que en nombre de nuestra Iglesia particular nos acoja en la comunión de la fe, del amor y la esperanza”.
Monseñor Miguel dio la bienvenida a todos los peregrinos en nombre de Jesucristo, rostro de esperanza de Dios y de la Iglesia, Madre acogedora, y casa de puertas abiertas, “los recibo con alegría y los acojo en esta catedral que es la Iglesia de todos los fieles de la diócesis, les doy gracias por el esfuerzo, por recorrer el camino, pero sobre todo les agradezco el camino espiritual que han recorrido, camino de conversión, comunión, renovación misionera y de caridad fraterna, los invito a entrar por esta puerta de esperanza y reunirnos en asamblea.”









El pueblo de Dios de la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe de La Lima reunidos en la catedral hicieron memoria de su bautismo y renovaron su compromiso de vivir como bautizado con el rito de la bendición y aspersión del agua.
Nuestro arzobispo en su homilía nuevamente dio la bienvenida al párroco, Luis Estevez, al diácono Jasson Guerra, al padre Juan Aguiar, a las comunidades religiosas y a todas las comunidades “es muy edificante ver a esta cantidad de personas en esta peregrinación, gracias por el sacrificio”.
Monseñor Miguel en su homilía dijo: “En este año Jubilar, hemos pasado la puerta de la esperanza de la catedral, cada uno de nosotros, desde nuestro corazón, queremos decirle, Señor ábrenos la puerta de la misericordia, somos cristianos bautizados, necesitados de la misericordia de Dios. Hemos venido a esta peregrinación con la imagen de la Virgen de Guadalupe, la gran peregrina, nuestra Madre Santísima que allá por el año 1531 en México peregrinó desde el cielo y vino para encontrarse con Juan Diego en el Tepeyac y, a través de Él con el pueblo mexicano, ella es la gran peregrina y esta tarde nos acompaña, ella es una gran evangelizadora, anunciando la Palabra del Señor igual que cada bautizado y seguidor de Cristo.”
“Seguimos viviendo el año jubilar, ha sido hermoso todo lo que hemos celebrado del desde el 29 de diciembre en su inauguración, una cantidad extraordinaria de personas al igual que cada domingo, gracias a Dios por esta fe, por este fervor católico que estamos presenciando en la arquidiócesis de San Pedro Sula”.
Monseñor recordó que ganar la indulgencia no es difícil, podemos aplicarla a nosotros mismos o a las almas del purgatorio, “ustedes han venido a la catedral después de haber hecho un camino espiritual, confesándose y pidiendo a Dios su misericordia, con humildad, comulgar, participar del Pan bajado del cielo, orar por las intenciones del Santo Padre, rezar el credo y visitar la catedral.
También hizo un llamado diciendo: “como ciudadanos no perdamos la esperanza, con nuestro granito de arena podemos transfigurar a Honduras en un país de paz, con líderes honrados, con elecciones transparentes, un país con salud y con dignidad para todos, ese es el compromiso del Evangelio que vivimos hoy. También oremos por un mundo transfigurado, un mundo de paz, donde haya igualdad para todos.” concluyó el Obispo.
Al concluir la misa monseñor Miguel dio la bendición y todos los peregrinos se fueron a sus hogares contentos de haber vivido con alegría esta celebración jubilar.







