La parroquia San Antonio María Claret del sector el Carmen peregrinó hacia la puerta Santa de Catedral el domingo 2 de marzo en el marco del Jubileo 2025.
Los feligreses se congregaron a partir de las 2:00 p.m. en plaza las Banderas en compañía de los padres de la congregación Claretiana que son los responsables de la parroquia, su párroco Manuel Sánchez, el vicario, padre Hugo Asturias y nuestro obispo emérito, Monseñor Ángel Garachana.
Los peregrinos al llegar a catedral fueron recibidos por nuestro arzobispo Miguel Lenihan quien expresó: “Los invito a entrar por esta puerta de la Esperanza siguiendo mis pasos y reunirnos en asamblea litúrgica para celebrar los divinos misterios, entramos con orden, sin prisas y conscientes del gesto que realizamos”.






La misa, que congregó a numerosos fieles, inició con la tradicional bendición del agua que evoca el bautismo y la unión de los creyentes en Cristo.
En su homilía Monseñor Lenihan dijo: “Es impresionante ver el fervor cristiano de la parroquia San Antonio María Claret, gracias por este sacrificio que han hecho de salir desde sus casas, hacer esta procesión jubilar y estar aquí en la Iglesia para celebrar juntos, gracias y bienvenidos a monseñor Ángel y al padre Manuel y Hugo, pastores que acompañan a su pueblo esta tarde.”
El arzobispo en su mensaje comentó que en el año jubilar hay muchos aspectos, “hoy estamos celebrando el aspecto de la peregrinación, que es muy importante, esta tarde que venimos en peregrinación nuestra oración al Señor es, “ábrenos la puerta de la misericordia”, otros aspecto importante de la peregrinación es la reconciliación, estamos invitados a ganar la indulgencia plenaria durante este año jubilar, sabemos que hay condiciones para ganarla, en primer lugar tenemos que ser bautizados, haber hecho la primera comunión, confesarnos, reconciliarnos con Dios y reconciliarnos con nuestros hermanos, también estamos invitados a comulgar, recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo y también estamos invitados a orar por las intenciones del Santo Padre, y más que todo oremos por su salud, por las intenciones de la evangelización, de la misión y los frutos del año jubilar”.
El momento culminante de la celebración fue la Eucaristía, en la que los peregrinos comulgan, recibiendo el Cuerpo y la Sangre de Cristo, acto que fortaleció los lazos como pueblo de Dios en este significativo Año Jubilar.
La celebración concluyó con un sentimiento de renovación y fortalecimiento de la fe entre los asistentes, quienes regresaron a sus hogares con alegría y esperanza renovadas.






