Por: Lic. Julio César Aguilar Orellana
El nombre correcto de la fiesta es, la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús. Su origen se estima en el siglo XI y XII, una época donde muchos fieles meditaron sobre el “costado y corazón abierto de Jesús”, el cual se presenta como signo de su amor, vinculado a la vida misma de Cristo. Un corazón que simboliza la bondad de Dios hacia sus hijos.
Algunas de las primeras meditaciones conocidas se atribuyen a Bernardo de Clairvaux (1090–1153), abad de un monasterio cisterciense en Francia; y Gertrudis la Grande (1256–1302), una monja benedictina alemana.
La devoción al Sagrado Corazón fue popularizada por Margarita María Alacoque (1647–1690), una monja del convento de la Visitación Salesiana en Paray-le-Monial, Borgoña, Francia, con el apoyo de su asesor, el sacerdote jesuita, Claude de la Colombière.
En junio de 1675, mientras rezaba sobre la devoción, Margarita María tuvo una visión conocida como la «gran aparición» en la que afirmó haber visto a Cristo «mostrándole su corazón en un trono en llamas, rodeado de espinas y coronado por una cruz; y Él le dijo que era su voluntad que se le ofreciera una devoción especial a su Sagrado Corazón en reparación por irreverencias cometidas contra ÉL en el santísimo sacramento, y que el viernes después de la octava de Corpus Christi debería ser destinado para esta devoción»
En ese momento le fue dicho: “He aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombres, y en cambio, de la mayor parte de los hombres no recibe nada más que ingratitud, irreverencia y desprecio, en este sacramento de amor.”
En sus visiones, Margarita María recibió doce promesas de Jesús para aquellos que honran Su Sagrado Corazón. Dará a los devotos consuelo, paz, santidad y «todas las gracias necesarias para su estado en la vida». «Bendecirá cada lugar donde se exponga y honre una imagen de Mi Corazón» y que «todos aquellos que reciban la Sagrada Comunión el primer viernes de nueve meses consecutivos» recibirán la gracia y el placer del Señor en el momento de su muerte.
A su muerte, la devoción al Sagrado Corazón de Jesús continuó creciendo en popularidad, y muchos fieles afirmaron experimentar milagros mientras practicaban la devoción.
Sin embargo, la Iglesia todavía tenía dudas respecto a la validez de las visiones de Margarita María.
La primera fiesta oficial del Sagrado Corazón de Jesús se celebró en 1765 en Francia,75 años después de su deceso. Casi 100 años después, en 1856, el Papa Pío IX extendió la fiesta a toda la Iglesia occidental.
El domingo 5 de junio de 2005, el Papa Benedicto XVI habló de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús en su Ángelus: «En el lenguaje bíblico, “corazón” indica el centro de la persona donde residen sus sentimientos e intenciones. En el Corazón del Redentor adoramos el amor de Dios por la humanidad, su voluntad de salvación universal, su infinita misericordia. Practicar la devoción al Sagrado Corazón de Cristo, por lo tanto, significa adorar ese Corazón que, después de habernos amado hasta el final, fue atravesado por una lanza y desde lo alto de la Cruz derramó sangre y agua, una fuente inagotable de nueva vida». “No puede considerarse culto pasajero o de devoción: la adoración del amor de Dios, que ha encontrado en el símbolo del “corazón traspasado.”
La basílica del Sagrado Corazón de Jesús de Paray-le-Monial, una antigua iglesia prioral medieval de Francia, donde, Margarita María Alacoque tuvo las visiones, se convirtió en el santuario encargado de propagar la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, desde 1875.
El Sagrado Corazón de Jesús se representa como un corazón humano anatómico rojo brillante con llamas y un halo de luz divina. El corazón está perforado y sangrando, aludiendo a la forma de la muerte de Jesús. El corazón está rodeado por una corona de espinas, simbolizando su pasión. Encima del corazón hay una cruz, representando la redención, el sufrimiento y la fe. El corazón está en llamas, significando la purificación y el poder espiritual.
El símbolo entero brilla con rayos de luz, mostrando la santidad y esplendor del Señor. En algunas representaciones, el corazón se ve irradiando desde dentro del pecho de Jesucristo mientras Él lo señala e invita a adorarlo.
Esta festividad nos invita en este día, a reparar con actos de piedad, las irreverencias cometidas, contra ÉL en el Santísimo Sacramento del altar; a pertenecer al grupo de los fieles que le acompañan mientras pasa por este mundo de forma invisible, mientras llega el “Gran Día “cuando vendrá con sus ángeles, lleno de poder, a juzgar al mundo y dar plenitud al Reino de los Cielos que ya ha comenzado, pero que tendrá su plena realización en ese momento.
SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, EN VOS CONFÍO.