Monseñor Guido Charbonneau
El presbiterio de la Arquidiócesis de San Pedro Sula participó en la celebración de la Jornada de Santificación del Clero, el lunes 4 de agosto en la fiesta de San Juan María Vianney, patrono de todos los sacerdotes.
En la sede del movimiento Camino tuvieron su retiro donde vivieron un día de oración y reflexión, estuvo como invitado Monseñor Guido Charbonneau.
A las 5:00 p.m. se trasladaron a la catedral San Pedro Apóstol para culminar la jornada con la Eucaristía, que fue oficiada por Monseñor Guido a las 6:00 de la tarde.
En su homilía, Monseñor expresó: “La Sagrada Escritura nos llama a ser santos como Dios es santo y eso lo volvió a decir con fuerza el Concilio Vaticano Segundo, todos y todos los bautizados somos llamados a ser santos con mayor razón los ministros de la Iglesia que somos bautizados y que hemos recibido esta responsabilidad de guiar al pueblo de Dios”.
“Precisamente, esta jornada de Santificación del Clero ha sido establecida para que todo pueblo de Dios y también nosotros los ministros, oremos para que seamos cada vez más reflejo de Cristo Sacerdote, que es misericordioso con los hombres y que ha sido fiel a Dios en toda su vida. Celebramos esta jornada en la memoria de San Juan María Vianney, un hombre humilde, pastor de almas, un hombre que buscaba en la oración, en la Eucaristía la fuente de todo su ministerio pastoral, un hombre entregado al cien por Cristo”.
Monseñor Guido agregó que San Juan María Vianey buscaba imitar y seguir a Jesús como Buen Pastor, “como él debemos contribuir al alivio de las necesidades de nuestro pueblo, fomentar la solidaridad a través de Caritas, de la pastoral social para poder ayudar a los más pobres y hacer efectiva esa caridad. Dios cuenta con cada uno de nosotros, hermanos y hermanas, especialmente con nosotros, los sacerdotes, con nuestros dones, para ponerlos al servicio de nuestro pueblo”.
Para San Juan María Vianney, la Eucaristía era lo máximo, “nosotros también hermanos sacerdotes, no podemos olvidar que la Eucaristía, tiene que ser la cumbre y la fuente de nuestro ministerio sacerdotal, la cumbre en la cual fluye todo nuestro ministerio, nuestro trabajo pastoral y la fuente que va a ser el nutriente de todo nuestra actividad pastoral, ojalá la Eucaristía que sea celebrada en la mañana, al medio día y en la noche sea siempre el centro de nuestra vida como lo ha sido para San Juan María Vianney”.
El obispo concluyó pidiendo que todos oremos por nuestros sacerdotes y seminaristas para que a través del testimonio y del llamado se les pueda transmitir la alegría de ser sacerdotes, “oremos por las religiosas, religiosos, por las candidatas a la vida consagrada, que son nuestro apoyo en nuestro ministerio, por los jóvenes, y en este mes, por nuestras familias para que sean semilleros de vocaciones”.

