Discretos pero alertas, porque «el ser humano herido por el pecado hace indispensable el trabajo de las fuerzas públicas puestas al servicio del bien común de toda la comunidad, que disponen de los instrumentos adecuados para contrarrestar y detener a quienes están
María, que escuchó el anuncio del ángel Gabriel y dio espacio a Dios abandonándose a Él, que acogió «al Verbo en su propia carne» lanzándose «a la misión más grande que jamás haya sido confiada a una mujer, a una criatura humana»,