Una verdadera reconciliación no puede existir sin la garantía de poder profesar libremente la propia fe. Este derecho no es un “privilegio” otorgado por las instituciones, sino una condición esencial para la formación de sociedades justas, en las que la conciencia humana
Dilexi te, “Te he amado” (Ap 3,9). El amor de Cristo que se hace carne en el amor a los pobres, entendido como cuidado de los enfermos; lucha contra la esclavitud; defensa de las mujeres que sufren exclusión y violencia; derecho a