Los seminaristas mayores de nuestra Arquidiócesis de San Pedro Sula realizaron el 16 de septiembre el tradicional día cultural que tiene como finalidad compartir con el obispo, el clero arquidiocesano, familia y amigos de los jóvenes sampedranos que realizan sus estudios en el Seminario Mayor Nuestra Señora de Suyapa en Tegucigalpa.
El programa inició con el rezo de las Laudes, a las 6:30 a.m., dirigido por el diácono Dixie Ballesteros, luego del desayuno con las tradicionales baleadas, los jóvenes seminaristas continuaron con su programa de clases normales. Por la tarde hubo encuentro de fútbol entre los seminaristas y el clero arquidiocesano.
A las 5:30 p.m. Monseñor Ángel Garachana, en representación del arzobispo, Miguel Lenihan ofició la Eucaristía que fue concelebrada por el clero arquidiocesano presente, los formadores del seminario y los diáconos Noé Hernández, Bryan Guerra Estevez, Jeisson Guerra y Dixie Ballestero.
El rector del Seminario Nuestra Señora de Suyapa padre Luis Gabriel Mendoza, expresó: “Gracias monseñor Ángel por acompañarnos una vez más, hoy en calidad de enviado especial de Monseñor Miguel, gracias también a cada uno de los sacerdotes y los diáconos y a todo el pueblo de Dios que nos acompañan, siéntanse en casa y que este seminario que es el corazón de la Iglesia de Honduras, sea siempre para ustedes, también la oportunidad, para sentir de cerca a aquellos que serán los pastores de nuestras Iglesias particulares”.




Monseñor Ángel Garachana en su homilía explicó que ejercer las funciones de presbítero es un estilo de vida muy cualificado, con unas virtudes muy importantes de cómo tiene que ser ese ministerio ordenado, “que vivamos de tal manera humana y ministerialmente que nadie tenga nada que reprocharnos, bueno ojalá y sea así, ya el “Concilio Vaticano II” hablaba de las virtudes humanas del presbítero, es decir que sea prudente, educado, sensato, reflexivo, ponderado, que piensa las cosas, que decida bien, respetuoso, atento, amable todo un conjunto de adjetivos que expresan esa calidad humana, de sensatez, prudencia, amabilidad y educación, con un comportamiento de calidad que no tenga, nadie ni nada, que le pueda ser reprendido. Miremos pues la exigencia de nuestro ministerio episcopal, presbiteral y diaconal.”
Monseñor recalcó “como obispos, presbíteros, diáconos hemos de vivir de tal manera que aun los de afuera admiren el comportamiento de quienes tenemos ese ministerio, que tengamos buena fama por nuestro comportamiento, educado, atento, sensato prudente, servicial, solícito, entregado, paterno etc., yo creo que todos o casi todos tendremos la experiencia de cómo un estilo de vida nuestro atrae a personas alejadas de la Iglesia y a partir de allí crecer o madurar en la fe”.






El Obispo agregó, “que como Jesús tenemos que ser ejemplo de nuestro actuar sacerdotal, ser sacerdotes en camino, en salida, no cómodos, instalados, que esperamos que venga a nosotros, seamos sacerdotes que vamos, que salimos, que visitamos, familias, aldeas, pueblos, comunidades, como Jesús salimos en búsqueda, estamos en camino, nos encontramos con las personas, los fieles, los no fieles, nos encontramos con su dolor, alegría, sufrimiento por los enfermos, los que han muerto, la soledad, como Jesús nos encontramos esa realidad, encerrados solo nos encontramos con nuestro egoísmo, como Jesús en este encuentro conmovernos entrañablemente ante esas realidades hacemos nuestros pues los sentimientos de los fieles.”



